Practicar deporte en la infancia es muy beneficioso porque permite al niño tomar conciencia con su cuerpo, desarrollar su capacidad psicomotriz y aprender a coordinar sus movimientos.
Además, mejora su autoestima y, si se realiza un deporte en equipo, le ayuda a relacionarse con los demás.
Pero los niños deben practicar ejercicio con moderación, para disfrutar y adquirir hábitos sanos para el futuro. Realizar demasiada actividad física o practicar un deporte inapropiado puede tener consecuencias negativas para su desarrollo.
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LESIONES FÍSICAS
Los niños que hacen ejercicio con mucha frecuencia o con mucha intensidad tienen retrasos del crecimiento y alteraciones metabólicas, como pérdida de apetito, calambres musculares y bajadas de glucosa.
También suelen sufrir lesiones de huesos y músculos, en rodillas, caderas o columna. Si el niño se dedica intensamente a un solo deporte puede tener lesiones en la parte de su cuerpo que soporta más presión.
La sobrecarga que soportan los huesos también es perjudicial a largo plazo, porque provoca pequeños traumas en una zona llamada cartílago de crecimiento que lleva a la aparición precoz de artrosis.
PROBLEMAS PSICOLÓGICOS
Los niños que se dedican al deporte de competición pueden sufrir trastornos psicológicos derivados de la tensión a la que están sometidos y a las consecuencias de llevar un plan dietético rígido.
No se puede decir cuántas horas de ejercicio al día o a la semana es aconsejable realizar, ya que depende del tipo de deporte, de la edad del pequeño y de la intensidad con que practica.
ALGUNOS CONSEJOS
- Practicar un deporte es muy bueno, siempre que se haga bien, de forma no abusiva o excesivamente competitiva.
- Es preferible realizar varios deportes que dedicarse a uno en exclusiva. Si se hace solo uno, sufren siempre las mismas articulaciones.
- Antes de la adolescencia es mejor el deporte de recreo que el de competición. Si el niño compite, debe ser bajo control médico y con la vigilancia de un monitor deportivo.
- No se debe empezar a hacer ejercicio sin haber realizado calentamiento previo.
- Evitar el esfuerzo excesivo. Es primordial prestar atención a los síntomas que indican que hay que reducir la marcha: cansancio, disminución del rendimiento, pérdida de peso, falta de apetito y trastornos del sueño.
- El ejercicio físico ha de ser moderado y el niño debe realizarlo de forma progresiva con entrenamiento previo. Además, ha de ser adecuado para su edad y estar dirigido siempre por un especialista en deporte infantil.